Entradas

Peón blanco

Imagen
  Mi madre me miró: —Hijo, ya sé que no me hablo con él y que tú ni siquiera lo has conocido, pero quiero que vayas a ver a mi hermano Raúl y le des esto ―dijo mientras se sacaba un sobre del bolsillo interior de su chaqueta—. Nuestro padre desapareció cuando los dos éramos unos críos y esta es la única foto que hay de él. Mi enfermedad no da tregua, no creo que me queden más de un par de semanas. Quiero que él pueda conservar la foto de su padre. Asentí con la cabeza, cogí las llaves de mi viejo Volkswagen escarabajo y conduje hasta llegar a su casa, en las afueras de la ciudad. Llamé a la puerta y un hombre con un gran parecido a mi madre me saludó sorprendido. —¿Sí? —Tío Raúl, disculpa que me presente así. Mi madre se muere. Me ha pedido que te entregue la única foto que existe de vuestro padre. Cogió el sobre, pensativo. —La única foto original. —¿Cómo? —Digo que es la única foto original. Recuerdo el día que le entregaron esta foto a tu abuelo. Se la dieron los del

Sonó la campana

Imagen
La campana sonó sin eco. Las palabras del anciano sacerdote rebotaban silenciosas en los antiguos muros de la iglesia. Carentes de emoción, carentes de sentido. No podría asegurar si duró un suspiro o una eternidad, el tiempo giraba en ambos sentidos, restando valor a los segundos que ya se habían malgastado. No sé si mis pies se arrastraron hacia la puerta o simplemente levité unos milímetros, lo justo para salir sin tener que alzar las suelas de la antigua baldosa en la que estaban apoyadas. En el exterior, una cegadora luz que atravesaba las finas nubes me impedía ver a quienes deslizaban las palmas de sus manos sobre mis hombros, a quienes me susurraban palabras que eran absorbidas por el aire antes de llegar al pequeño martillo que se había quedado sin mango en mi joven oído. Sujetaron mi cuerpo en el mismo momento en que la suave energía que lo mantenía erguido decidió desvanecerse por completo. Su silueta se dibujó como una suave sombra en la oscuridad. La campana sonó de nuevo.

Toc, toc, toc

Imagen
Toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, el reloj en tu muñeca. Toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, gotas de lluvia sobre el tejado. Toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, tacones gitanos en tu moqueta. Toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, cabezazos de un pobre desquiciado. Toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, la pluma golpea tu raqueta. Toc, toc, toc, toc, toc, toc, toc, la piedra bota en la superficie del lago. Toc, toc, toc, toc, toc, toc, balas cargando tu escopeta. Toc, toc, toc, toc, toc, la presa camina por tu lado. Toc, toc, toc, toc, corta el aldeano la leña. Toc, toc, toc, suena la pezuña del caballo. Toc, toc, llama la dama a tu puerta. Toc, último latido apagado.   Silencio. Todos los derechos reservados

Libido

Imagen
¿Cuánto tarda la hiedra en cubrir por completo el cenador de una casa nueva? ¿Cuánto tarda el musgo en cubrir la piedra de una catedral por completo? Depende, siempre depende de lo que ayude el ambiente del lugar. La humedad es un factor importante que hay que tener en cuenta siempre que se trate de vegetación. La hiedra no puede crecer en un desierto. El musgo no puede reproducirse sin humedad en el ambiente. Pues bien, lo mismo pasa en este caso. Eres tan sumamente estúpido que no provocas ni una mínima partícula de humedad entre mis piernas. Es como si intentaras hacer crecer una margarita poniendo sobre ella un calefactor. Como un lanzallamas para un hermoso pinar. Llevas aquí menos de quince minutos y lo único que has conseguido es que mi libido baje hasta unos límites que no sabía ni que existían. Nunca, en toda mi vida, había tenido más ganas de irme sola a una isla desierta para no volver jamás. ¿Te queda claro ahora? El chico la miró boquiabierto. —Joder, qué complicadas q

Doble moral

Imagen
Pensamientos de un joven psicópata ¿Soy mala persona por creer que debería estar muerto? No sé cuántas veces me he hecho esa pregunta a lo largo de mi vida. Por supuesto, he procurado no preguntárselo a nadie. Desear la muerte de otro ser humano no está bien visto en la sociedad, al menos, de momento. Supongo que quedan muchas generaciones todavía para que los seres humanos racionales e inteligentes comiencen a ser mayoría. Hasta entonces, tendremos que intentar pasar desapercibidos entre toda esta vulgaridad, porque… ¿cómo le explicas a un idiota la necesidad de matar a otro? ¡Por supuesto que se va a escandalizar! Entre ellos se protegen. Pero, hoy quisiera ir más allá en lo que se refiere al respeto por la vida humana y digo lo siguiente, a menudo, los idiotas comunes, la gente normal de la calle, cuando ve a alguien que ha cometido un crimen atroz dice: «Conmigo tenían que dejar a ese unas pocas horas, le iba a enseñar yo lo que era violación». También, cosas como: «Ha matado a u

Nudo en la garganta

Imagen
No pude evitar el ataque de risa cuando mi hijo me hizo la pregunta: —¿Cómo se hace el nudo? A lo largo de mi vida, me había preparado para responder a cualquier cosa, excepto a eso. Jamás me habría imaginado que mi hijo me pudiera preguntar por el nudo. Cuando dejé de reír, comprobé que él todavía esperaba una respuesta. Llamé a su hermana pequeña, lo mejor era enseñárselo. Por la expresión de su rostro pude ver que no era lo que esperaba. —Hijo, solo quería enseñarte que la corbata colombiana no tiene nudos. Todos los derechos reservados

Viudo

Imagen
Me arrastra hacia ella, como la resaca a un nadador aficionado, la música de bar a un alcohólico, el café mañanero a un fumador, el tintineo de monedas a un ludópata, el llanto de un recién nacido a una madre primeriza, el estallido de las ascuas a un pirómano… La única diferencia es que yo jamás podré tener lo que quiero. No volveré a notar el roce de su piel en las yemas de mis dedos. No podré acercar mis labios a su cuello e inspirar con fuerza para que penetre en mi cerebro ese perfume que le regalé por Navidad. Nunca más oiré su dulce voz susurrándome al oído mientras se me pone la piel de gallina. Me hablan del espíritu, me hablan del alma. Venden un chute a un drogadicto.  Todos los derechos reservados